Narró Abu Huraira –Alah se complazca de él- que le profeta –la paz y las bendiciones sean con él- “Si me invitan a comer una pata de animal o el brazuelo igual asistiría, y si me regalan una pata de animal o el brazuelo la aceptaría”
De Anas Ibn Malik, que Al-láh esté complacido de él, dijo: ‘El Profeta, que la paz y las bendiciones de Al-láh sean con él, no solía rechazar el perfume’.
Narró Nuaman Ibn Bashir, que Al-lah esté complacido con ambos: “Mi padre me donó una parte de sus bienes, y mi madre Amrah Bint Rawaha dijo: ‘No estaré satisfecha de ello hasta que tomes al Mensajero de Al-lah por testigo’. Mi padre se fue a ver al Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones de Al-lah sean con él- para que sea testigo de la donación que me hizo mi padre. El Mensajero de Al-lah le preguntó: ‘¿Has hecho lo mismo con todos tus hijos?’ Mi padre respondió: ‘No’. A lo que el Mensajero de Al-lah le replicó: ‘Tengan temor en Al-lah y sean justos entre sus hijos’. Así que mi padre volvió y retomó la donación que me quería hacer”. En otro relato: “No me tomes por testigo pues, ya que no atestiguo sobre la opresión .” En otro relato: “Toma a otra persona por testigo”.
De Abdallah Ibn Abbas, que Al-lah esté complacido con ambos, que el Mensajero de Al-lah dijo: “El que recupera un obsequio ya otorgado es como quien se come su vómito”. En otro relato: “En verdad quien pide que se le devuelva una limosna es como el perro que vomita y se come su propio vómito”.
De Úmar Ibn Al Jattab, Al-lah esté complacido con él, que dijo: “Doné un caballo para la causa de Al-lah, pero la persona que debía cuidar de él no lo hacía y el animal flaqueó. Entonces, quise comprárselo y pensé que lo vendería barato debido a su debilidad y enflaquecimiento. Le pregunté al Mensajero, Al-lah le bendiga y le dé paz, y me dijo: ‘No lo compres ni recuperes tu donación, aunque te lo vendiera por un solo dírham, ya que, verdaderamente, el que recupera donación es como el que vuelve a comer su propio vómito’”.
Narró Abu Muhammad Abdullah Ibn Amer Ibn Al As, Al-lah este complacido con ambos, que el Mensajero de Al-lah -la paz y las bendiciones sean con él- dijo: "cuarenta acciones: la más encomiable sería prestarle una cabra para que un pobre bebiera de su leche, quien haga cualquiera de ellas, creyendo en la recompensa prometida Al-lah lo hará entrar en el paraíso"